martes, 28 de octubre de 2014

A TI QUE NO ME ESCUCHAS


No entendí tus motivos. Tampoco me los diste.
En realidad no hubo palabras, solo gestos, sensaciones y malestar.
Hacía meses que no nos veíamos y tu recuerdo me golpeaba cada cierto tiempo. Lo sentía asi,  sin razón que lo justificase, pero me golpeaba y generaba la necesidad del encuentro. Como un adicto sin su dosis.  Intenté explicarme pero fue inútil. Confundiste mis argumentos con excusas. Tu mirada fría y apática vagaba hacia los pocos que pasaban a nuestro lado. Yo callaba cuando se acercaban. Interrumpía mi monólogo, por que era eso, un monólogo. Tu altivez siempre me molestó, pero la aceptaba con sumisión sabiéndome inferior.  Acostumbrada como siempre a que se rindiesen ante ti. Hubo muchas excusas de por medio, es cierto aunque no te lo dije. "Este fin de semana no puedo, quizás al próximo", "Lo siento pero tengo trabajo"  
Pero pareces olvidar que siempre soy yo quien va. Tu no te mueves de lo que consideras tu sitio. Claro, estas por encima de los mortales. Te han endiosado y has caído en la trampa.
A pesar de eso, a pesar de todo, te sigo necesitando como el primer día. Mi amor hacia ti permanecerá puro, sin mancha, por que hay muchas formas de amar, pero solo una es la buena. Seguirá puro hasta el fin de lo que sea esta mierda que me rodea, aunque lo máximo que pueda obtener sea tu condescendencia al dejarte querer. Seré uno más de tu interminable lista. Uno más, pero diferente, si supieses valorar lo que te ofrezco a cambio de nada. 
Pocos conocen mi obsesión por ti. Si soy honesto, pocos conocen cualquier cosa mía, por que son pocos los que han querido conocer y soy el peor vendedor de mi mismo.
Hubiese deseado otro amanecer a tu lado escuchando a Diana Kral, dejándome acariciar por el suave ronroneo de tu voz. Soñando con tus labios salobres posados sobre los míos. Una vez más, solo una vez más en que mis lágrimas se puedan fundir contigo sin sentir la desazón que habita en mi corazón. Una vez más en que puedas ser mi amante, mi confidente, y formar parte de ti,
Sabes que soy fiel por naturaleza y quizás por eso juegas asi conmigo. Sabes que volveré a pesar de tus despechos. Sabes que soy tuyo pase lo que pase. 
Mar, mi adorado mar

miércoles, 1 de octubre de 2014

SERES PRIMARIOS



Puede que el tiempo que pasamos aquí tenga algún sentido, o que aún no encontrándolo nos aferremos a placebos que nos permitan aguantar y creer que después de todo esto es una transición hacia otra cosa. Algo parecido a una larga espera en  la consulta de un dentista, estás deseando salir antes de haber entrado  por que sabes que te va a hacer daño y cada minuto es como un lustro de angustia.
Puede que las trampas que nuestra propia mente nos pone sean suficientes para distraer lo poco o mucho de racional que nos va quedando. Da miedo ver la que podría ser la realidad, pero ¿es peor eso que asumirla? Basta con no pensar…. pero no estamos hechos para eso.  Y uno acaba metido en la noria dando vuelta tras vuelta para acabar en el mismo sitio. Viendo el mismo paisaje. Sintiendo el mismo dolor. Intentando hace que deje de girar y se detenga en la posición correcta para dejar de sentirlo. O dejar de sentir, si lo otro es imposible.
Recuerdo a mi padre, al que no fui capaz de comprender hasta que se fue. Y a mi abuelo al que creí comprender bien en su simplicidad a la hora de enfrentarse a la vida. Todo es más sencillo si solo te tienes que preocupar de la subsistencia.
Quizás sea esa la salida. Volver a lo primario, a lo elemental.

Claro que es muy fácil decirlo desde aquí

domingo, 28 de septiembre de 2014

MOMENTOS



Vivo momentos pasados, recuerdos que acompañan emociones que creía olvidadas. Fui creando, capa tras capa, una falsa protección, enterrando lo que me hace daño, intentando recuperar  la calma y serenidad desde siempre añorada y apenas conseguida. Sentir quien soy sin llamar en la puerta del ayer, soltar hojas que fueron vida y acabaron en muerte,    como el árbol en otoño. Pero siempre hay algo o alguien que  tumba ese débil muro, construido en noches que no debieron existir.
Y deseo desaparecer. Destruir en mi lo que pudo ser, no fue y tampoco será.
Y deseo dejar de escribir patéticas palabras que buscan un  alivio que no llega. Y la noche ha regresado. Y temo volver a dormir por que ellas también lo han hecho. Con un variado espectro de temas, puedo elegir muerte, destrucción o dolor, pero siempre con el mismo final. Hablo con gente que no comprende y ni siquiera me sorprende. El agua del río, o la del mar, nunca es la misma y sin embargo yo la veo siempre igual. No tengo amigos por que siempre les fallo, o lo creen así. O me fallan, o lo creo así. Y sin embargo me dicen lo contrario. Me enamoro siempre de las personas equivocadas y no se como evitarlo, por que los sentimientos nunca son racionales. Y tampoco puedo evitar seguir haciéndolo. Y duele, siempre duele
Leo a gente que no comprendo igual prosa que poesía y me gustan a pesar de ello, aunque no consigo saber por que.
Tengo un trabajo de mierda y debo estar contento y sueños que nunca se cumplen ni se cumplirán, probablemente.  He olvidado el placer de comer y lo hago para subsistir, pero no el de beber que me ayuda a nublar la mente y  vivir mi propia mentira.
Miro a un mar que deseo y no tengo. A una luna que me atrae voluptuosamente, como una mujer inalcanzable. A la gente que me rodea y a la que se cruza en mi camino con miradas  vacías o llenas y siento envidia por que parecen felices

Y la presión sigue aumentando en mi particular olla y algún día, la válvula de seguridad fallará, por que todo acaba fallando.

sábado, 13 de septiembre de 2014

DE AMISTAD, ESPINACAS Y CAVA


La cebolla va pochando despacio, con el tempo que  marca Cecilia Bartoli interpretando a Scarlatti. Y recuerdo la conversación mantenida anoche con una amiga,  sobre eso, la amistad. Sobre el concepto y su degradación. Sobre la dificultad para mantenerla limpia, pura, sin que otros elementos la acaben adulterando. Las espinacas ya han sufrido la cocción necesaria y reposan esperando su segundo momento. El cava esta excelente. El paladar, al tomarlo me devuelve imágenes de playa, de Mediterráneo, de percebes y arroz, de conversaciones interminables en noches interminables. Recuerdos que se mezclan con los anteriores, por haberlos vividos con amigos, que no lo fueron.
Es momento de añadir el ajo laminado para perfumar, las uvas pasas y las nueces. Lo  hago por intuición,  la cebolla roja de Figueres no avisa con el cambio de color. Hicimos una reflexión sobre los tipos de amistad. No los hay, le dije, o se es o no se es. Alguien que se llama amigo y su relación contigo consiste en la felicitación de Navidad o el cumpleaños o  la frase típica de “a ver cuando quedamos a cenar o tomar una copa y charlamos”  no lo es, en el mejor de los casos es un conocido al que le tienes cariño.  Aumento el calor en la Vitro para sofreír las espinacas que acabo de añadir a lo anterior. Los huevos ya se han atemperado y es momento de batirlos. Nosotros, mi amiga y yo, después de bastantes meses, hemos evaluado si queremos y si seremos capaces de serlo. Los dos queremos y el tiempo dirá si somos capaces de serlo o nos quedaremos en el sucedáneo. Hoy no hay forma de saberlo.  El huevo batido cuaja con rapidez y hay que mezclar deprisa para hacer una distribución homogénea.
La Bártoli se toma un merecido descanso, pruebo el plato y me gusta. El Brut Nature, que sigue estando de muerte, tendrá esta vez un extraño maridaje, pero de dos cosas buenas no puede resultar una mala.
Ojala la vida fuese así de sencilla      

domingo, 7 de septiembre de 2014

DE LUGARES ENCANTADOS



Aquellos en los que quedó, algo  de nosotros. Donde el amor y el dolor dejaron señales delebles  o indelebles.
Lugares que la memoria guarda sin posición GPS. Regresé a algunos de ellos y sentí, sin ver, la magia que perdura, que permanece adherida a los árboles, los  parques, las playas. Y a otros menos románticos, o no,  los bares, los restaurantes, los paseos por la ciudad, intentando conocer y ser conocido. Interminables noches llenas de alcohol y besos que impidieron el sexo deseado. Y volví a vivir lo bueno y malo acontecido.  Noches de un octubre viejo,  arropados por el césped y las estrellas. Deseando besar y ser besado entre risas y poemas. Recuperando un principio que no fue. Proyectando ilusiones en un futuro incierto. Y hubo magia, la magia del momento de sentir que amas y eres amado. Y hubo dolor, el dolor de saber que el destino no quiso eso para ti.
Y los días siguieron, acompañados de  oscuridad que trajo la noche.  Y los años pasaron sin encontrar la respuesta. Viviendo la ilusión creada. Sintiendo como  marchitaba.  
El mar, los mares, testigos mudos siempre presentes. Dando calor y sosiego o calma y consuelo. La arena, las gaviotas, compañeras fieles de una soledad en compañía. Tu voz en la distancia y yo queriendo saciar un hambre infinito que nunca comprendiste. Las distintas formas de amar, dirían unos. Solo hay una, digo yo.
Nunca se ama en paridad, es utópico. Como utópica es la vida que se desea.
No comprendí tus actos, ni tus palabras, ni tus deseos, que se enfrentaban entre si. Y quizás fue parte de tu encanto. Y volvieron las noches. Y volvieron los días. Y volví a sentir lo que no quería pero necesitaba. Y volví a amar con dolor. Tus ojos me dijeron lo que tu boca calló viendo a Eli Paper Boy. Tus gestos, tus caricias ponían voz a las palabras que nunca dijiste en cada noche de Credence. Calamaro nos defraudó, Malikian nos unió.  La música siempre estuvo y esta presente. Los lugares no son lugares, son notas musicales en el universo de mi mente que provocan sonrisas o llantos.
Es y será así el tiempo que  quede


lunes, 17 de febrero de 2014

ACERTIJO



Si persigues luz, hallarás oscuridad
Anhelando  día, la noche verás
Cierra los ojos y la herida sangrará
Si quieres compañía, la tendrás
Se llamará soledad
Cuando te sientas pleno, el vacío te ocupará
Si en la dicha vives, en desdicha acabarás
Si el amor te embriaga, dolor vomitarás
Nada es, solo está
Si buscas azar, la caléndula deshojarás
Teniendo riqueza, el más pobre serás
Mirarás la tierra yerma que quisiste arar
Cerrarás tu mano en el grano por sembrar
Temblarás de ira y rabia y amor por dar
Lágrimas saladas, la semilla harán germinar
Bajo  tierra  que no supiste encontrar
Nada fue, todo será

En este acertijo infernal



miércoles, 12 de febrero de 2014

LA COLLECTIONNEUSE DE DESIRS VIII



Le miré,  mientras saboreaba con evidente deleite la aceituna del Martini
No me gustaba el cariz que había tomado la conversación. Gabriel estaba muy serio después de contarle que le había estado siguiendo hasta hacerme la encontradiza, pero todavía  era pronto para contarle todo.
Tomaba pequeños sorbos  y permanecía callado.
 - Se que todo esto te resulta extraño, pero te ruego que confíes en mi 
Me contestó con  voz  fría y aparentemente tranquilo, mientras sus ojos se clavaban en los míos. Tuve la sensación de que su mirada  penetraba hasta mis  pensamientos más ocultos y, de alguna forma, me sentí desnuda ante él.
- No me gusta que me utilicen como un juguete, ni que me tomen el pelo. Me pides que confíe en ti, en alguien que me ha traído hasta aquí, engañado,  con no se que pretensión. No te conozco de nada y lo cierto es que no has empezado con muy buen pie a ganarte mi confianza.  Es más, estoy intentando encontrar una razón para seguir sentado en esta silla.
- ¿Te suena el nombre de Jorge Villamil?
- No. ¿Quien es?
- Fue el artífice de este restaurante y su primer propietario
- ¿Y?
- Os conocíais. Tengo fotografías en las que apareces con él
- Puede ser, no me suena su nombre. Si lo viese, probablemente lo recordaría. Por mi trabajo he estado en muchos actos de los que se dejaba testimonio gráfico ¿Está aquí?
- No exactamente, ya te he dicho que no es el propietario actual, pero se dejo la piel en hacer de El Faristol algo más que un negocio. Mucho de él sigue aquí. De hecho, cada vez que vengo noto su presencia.
- ¿Perdón?
- Esta muerto.... y era mi mejor amigo. Probablemente el único de verdad que he tenido.
- Lo siento
- No seas hipócrita, no me gustan los hipócritas. Ni siquiera lo recuerdas.
- Lo siento por ti, no por él. Pero tienes razón, no lo recuerdo
      - Quizás esto te refresque la memoria

Abrió su bolso de mano y buscó en su interior, sacando una fotografía. Me la entregó y al mirarla lo recordé. En ella aparecían cinco personas en un comedor, de pie junto a una mesa con una copa de vino en la mano. Carme Ruscalleda con traje de faena, Elena Arzak, el jefe de cocina de Martin Berasategui,  Jorge Villamil y yo. Estábamos en el comedor de  Viñas del Vero. La bodega había encargado a un editor de libros de gastronomía, amigo mío, la organización de un encuentro  en torno a un hongo muy preciado y escaso, que se había empezado a cultivar en el entorno del Somontano de Huesca,  trufa Tuber Melanosporum.
A las veinte personas invitadas, nos trasladaron al Prepirineo y  un perro adiestrado nos hizo una demostración de como localizaba los hongos en una zona poblada de encinas y escarbaba frenético con la noble intención de comerse tan preciado manjar
El acto central del día era una comida preparada por Carme Ruscalleda que, ya entonces, tenía dos estrellas Michelin, años mas tarde conseguiría la tercera, fue la primera mujer en España en hacerlo, en la que el leitmotiv de todos los platos era la susodicha Trufa, desde los aperitivos hasta los postres. Fue un auténtico lujo haber asistido a ese encuentro.
Recordé que Jorge Villamil era periodista, especializado en crítica gastronómica. Me lo presentó mi amigo y me cayó bien desde el principio. No tenía pelos en la lengua y no le temblaba  el pulso para denunciar las corruptelas encubiertas que se daban en su profesión, para encumbrar o hundir un establecimiento con sus críticas, en función de lo bien o mal tratados que eran los críticos en sus visitas de trabajo a los restaurantes. Su prestigio profesional era indudable, aunque no era muy apreciado ni por los restauradores mediocres ni por sus colegas. No quería compromisos ni ataduras que le mediatizasen sus opiniones, por eso trabajaba como free-lance Sentía gran admiración por el trabajo realizado por Carme y no lo ocultaba. Esporádicamente era contratado por la “Guía” para evaluar restaurantes y sus informes tenían un peso específico importante a la hora de decidir si se sumaban, mantenían o restaban las famosas estrellas, según me contó mi amigo editor.
Recordé el momento de tensión que se produjo durante la comida cuando, poco antes de servir el plato fuerte, sirvieron el vino estrella de la bodega. Varias botellas de Blecua, previamente oxigenadas, fueron depositando su tesoro líquido en las copas dispuestas al efecto, mientras nos explicaban las excelencias de ese caldo extraído de las uvas de los mejores viñedos de la propiedad y con una producción limitadísima y un precio acorde, o sea disparatado.
Yo no era experto en vino, me quedé en la fase del me gusta o no me gusta, por lo tanto no iba a emitir ningún juicio temerario sobre las virtudes o defectos de la estrella, pero no me gustó. Eso no tenía ninguna trascendencia puesto que mi criterio no tenía ningún valor, pero Jorge vio la expresión de mi cara al probarlo y sin decir nada me sonrió y asintió. De forma sutil hizo una crítica despiadada de la forma en que se había degradado la consideración  hacia la buena mesa,  se había elevado  a arte algo que, aunque lo era, no concedía patente de corso al “artista”, fuera este un cocinero o un enólogo, para hacer creaciones que solo el creador consideraba insuperables, y que eso, además fuese la excusa para incrementar exponencialmente el precio de algo que no valía gran cosa. Había que volver a poner las cosas en su sitio y repartir grandes dosis de humildad en esos sectores.
“Ya esta bien de vender  humo, hay que volver a buscar la sencillez, la simplicidad, la esencia, no crear laboratorios” apostilló.
Por eso me sorprendió mucho que hubiese decidido pasar al otro lado de la mesa sabiendo que muchos de sus antiguos compañeros y restauradores iban a hacer lo posible por hundirle profesionalmente.
-          Si, lo conozco, ahora se quien es, lo recuerdo. Un año después de que se tomó esta fotografía volví a coincidir con él en la brasserie del  Hotel Du Louvre de Paris y recuerdo que estaba manteniendo una discusión con el Maître


Ocho  años antes

-          Entonces, de acuerdo, firmaremos el contrato  la semana próxima – dijo Jorge
-          Bien, le deseo suerte en el negocio

Al salir de la casa, cuya compra acababa de acordar, me asaltaron mil dudas. Por un lado pensé que por fin  iba a  materializar algo que levaba en mente desde hace mucho tiempo, pero no podía dejar de pensar en el riesgo que suponía. Hay mucho trabajo por hacer. No necesita grandes reformas, pero hay que montarlo todo partiendo de cero. Y puede que el público no se sienta satisfecho, o que no les gusten los platos, o la decoración o mi cara. ¡Joder ya esta hecho y no hay vuelta atrás, como diría un castizo, a tirar “palante”
Algunos amigos me tacharon de loco y no les faltaba razón. Montar un restaurante en un pueblo de la costa, abandonar un trabajo  y jugarse lo poco que tienes, tiene mucho de locura. Pero se que va a salir bien, lo se.

 Los meses siguientes fueron muy intensos. Los gremios, como siempre ocurre, iban con retraso respecto a la fecha de finalización de las obras y cada vez veía mas complicado poder inaugurar en Semana Santa, que era lo que había previsto.
Era una casa antigua, grande, típica de pueblo, con dos plantas, un ático diáfano y un jardín no muy grande pero  al que, desde el principio,  vi muchas posibilidades. En la planta intermedia de la casa estaba la vivienda donde me instalé y me reservé el espacio del ático como zona de ocio y esparcimiento. Tenía lo básico para vivir con un mínimo de comodidad, pero por el momento era suficiente. Ya habría tiempo de arreglarla, si las cosas marchaban bien.
La planta baja tenía una distribución irregular pero se podía adaptar para tener varios comedores no muy grandes, una barra de bar, la cocina y todo lo necesario.

.... Estaba todo preparado. 
Tenía los nervios a flor de piel aunque no se me notaba. Horas antes del día de Jueves Santo todavía andábamos limpiando y terminando de organizar para poder abrir.
La inauguración estaba prevista a las 12 horas. Invité a gente con la que quería estar y a gente que me interesaba que estuviese. Sabía que me examinarían con lupa, que no habría piedad, ni siquiera el día en que, aunque solo fuese por cortesía, no procedía evaluar al restaurante.

Pero era pedir demasiado. Mi trabajo anterior me iba a pasar factura y lo sabía. 

Continuará   

viernes, 31 de enero de 2014

Y EL TIEMPO PASA



Y el tiempo pasa
Fluyendo despacio
Rasgando  lienzos dibujados con dedos
Bocetos de color y pasión
Buscando rabia 
o indiferencia donde hay deseo
Sintiendo tu mano atrapar mi sueño
Y el tiempo pasa
Mirando las olas
Al abrigo de  oscuras rocas
Ebrio de  palabras ausentes
Escondidas antes de ser dichas
Y el sol se marcha
Sintiendo el agua que aviva el fuego
Y la arena que esconde un secreto
Lágrimas en la huella de un paseo
Quise hacerlas  mías  
Y llegué tarde o pronto, no lo se
Pregúntale al mar 
Y el mar calló

Y el tiempo pasa entre luces y sombras


miércoles, 29 de enero de 2014

CRONICA DE UN SILENCIO




La niebla no ha regresado. 
Tengo la mirada perdida, fija en un punto de la pared mientras los siete relojes interpretan una extraña y asincrónica melodía que destroza las gnossienne. Siete, el número mágico por excelencia. Ni siquiera la danza de los pábilos al son de Satie tapa las sombras y los susurros. 
Noto  los ojos vidriosos por  efecto del alcohol. La base de la copa,  se  ha cubierto de un manto rojo,  alcanzada por la cera derramada.  
El ambiente es cálido en casa, sinembargo   estoy temblando, tengo frío pero  no voy a hacer nada. Esta en mi interior y se que no se calma fácilmente.
Recibo un mensaje que no me molesto en mirar, mientras en la distancia  suena el tono de un teléfono,  lejos, como si fuese en la casa de al lado, la de ese vecino que no soporto.

Busco con la mirada  las paredes de las fotografías. Cada una de ellas cobra vida como si quisieran salir de su cárcel de papel. Cada silueta, cada paisaje, cada instante capturado, cada momento robado, no han vuelto al lugar al que pertenecieron. Fotogramas de celuloide que faltarán en las películas de la vida de otros. Los hice míos con una pulsación, con un latido, y conmigo permanecen. Quizás los susurros provengan de ahí.  Otros muchos me fueron arrebatados, junto a otros objetos, quedaron en la casa del olvido. Aún hoy, puedo sentir su ausencia.
A menudo me hago preguntas cuya respuesta no conozco. No hay mayor tontería y a continuación me río de mi propia torpeza. Es sano reírse de uno mismo y no caer en el victimismo. No ofendo a nadie y evito que  las pocas personas que me importan  se enteren de la mierda que me rodea. Aunque no siempre me funcione.
Recuerdo  a Francis cuando estuvo en casa,  un okupa con permiso de okupación a 5.000 km de su familia,  su mujer y sus hijos a los que adora. 
Vino al primer mundo, a un pais extraño,  desde el tercero, con un sueño y una sonrisa por equipaje. Todavía no los ha perdido, a pesar de la dureza de subsistir durante años  en el que creyo su El Dorado. Mantiene vivo su sueño. Y su sonrisa. Y se que eso le mantiene vivo a él. Y siento vergüenza de lo que considero mis problemas. Y en un mundo absolutista como este,  todo vuelve a ser relativo.

Abro la ventana del salón, miro hacia el parque, los edificios colindantes, las calles vacías, apenas se escuchan ruidos. La ciudad duerme, yo no puedo. 
Ayer volví a soñar con arañas, cientos de arañas sobre el cuerpo de alguien muy querido. Y me volvió a invadir la agustia. Me gustaría ser capaz de vivir sin dormir. Sin entrar en un mundo que desconozco, donde la mente decide si toca reir o sufrir, sin poder controlarlo.
Me gustaría comprender todo lo que no comprendo, pero eso es pedir demasiado
Quizás me esté volviendo loco

miércoles, 22 de enero de 2014

NIEBLA

Imagen tomada de la red


A veces, un día gris y lluvioso como el de hoy, hace que la niebla se disipe. Aunque, también a veces, es preferible no ver cuando la aparente realidad invita a cerrar los ojos.
A veces, inevitablemente, vuelvo la vista atrás intentando comprender el presente. No intento hacer balance, eso seria muy melodramático, sino  ver hechos de la manera más fría posible. Intento entender por que la mayoría de los acontecimientos que considero importantes en mi vida, me han ido vaciando en lugar de enriquecerme. Cada decisión tomada,    me ha llevado por caminos que  arrancaron una parte de mí que jamás ha vuelto al sitio del que salió.
Vaciarse indica tanto, quedarse sin contenido, como volcarse en algo hasta  las últimas consecuencias. Dos interpretaciones tan distintas como iguales que me siguen acompañando, aun siendo consciente de que son sensaciones, mejor dicho, la de volcarse no es una sensación, es una realidad, subjetiva, pero realidad.
Hace años, soportaba bien  los dientes de sierra. El dolor o la alegría eran parte del juego  de vivir. Una compensaba al otro. El amor, el cariño, el trabajo. Siempre había expectativas, metas, objetivos por alcanzar y  la fuerza necesaria para hacerlo. Pero llega un día en el que te das cuenta que da igual lo que hagas o no hagas. Todo sigue su curso.  El desgaste te hace sentir como un hámster en su rueda,  o como el conejo de Alicia, siempre corriendo para no llegar a ningún sitio, siempre teniendo  la sensación de que has llegado tarde.
La niebla volverá, espero que pronto


lunes, 13 de enero de 2014

INSTANTES




No hay principio ni  fin

y empieza su muerte al estar,

aunque no vive ni muere,

ni nace ni se hace.

En un instante yace

concentrándolo todo,

fracción intemporal

del hoy, de lo que fue y lo que será

Tan pequeño que no es

Tan grande que no lo ves


sábado, 11 de enero de 2014

CALLES




Pasear por angostas calles
con permanente amenaza
de arrastrar al que camina
Paredes de piedra que cuentan,
en silencio,
historias vividas. 
Pintadas de almas perdidas,
que atrapadas quedaron,

en una ciudad dormida

miércoles, 8 de enero de 2014

EL OTRO YO


Sabes que el pozo esta seco,

que no caes sobre agua,

ni hay escala para subir.

Todo se tizna de oscuridad.

Y si sobrevives al golpe,

tumbado sobre el fango,

mirarás con deseo

un destello de luz

vislumbrado en lo alto.

Intentarás levantarte

sintiendo que te partes en dos

Clavarás tus dedos 

en paredes de barro

en vano intento de remontar

Tu piel será desgarrada

por afilados guijarros.

Gota a gota, tu sangre,

teñirá de rojo el lodo, 

alimentando las bestias 

que anidan en tus pesadillas.

Cuando creas que avanzas,

la pared caerá,

te devolverá al fondo,

una y otra vez

hasta que no queden fuerzas,

ni razón para salir.

Cerraras los ojos

con rabia contenida

buscando un por que

buscando un para que.

Mientras… la dulce laxitud


invitará  al abandono 

sábado, 4 de enero de 2014

CARNE, HUESO Y PIEDRA


Grité esperando que me oyesen.

Supliqué  vagando entre sombras.

Mentí,  buscando  verdad.

Me dañaron por no herir a otros.

Fui cruel como bestia moribunda.

No sentí piedad, ni odio,

pues no es venganza lo que quería.

Amé a quien no  debía.

Y me amaron, seguro

cada una a su manera,

pero ninguna como la mía.

Que no es mejor ni peor que cualquiera,

al menos, no mentía.

Me volví frío mientras ardía.

Tuve miedo mil y una noches.

Sangraron mis entrañas los mismos días.

Deseé matar y morir.

Y llegó la apatía.

Lloré por no saber vivir,

sin penar y hacer sufrir.

Y aún hoy estoy aquí,

siendo carne, hueso y piedra,

sin saber si soy o fui.


miércoles, 1 de enero de 2014

LA COLLECTIONNEUSE DE DÉSIRS ( VII )

Musica: Julia Stone - Lights inside this dream





-          ¿Tu crees en el destino?

Gabriel me miró con curiosidad al hacerle la pregunta, mientras nos dirigíamos a la parte alta de la villa, camino al restaurante.

-          Depende de lo que consideres destino. Si entiendes por destino que todo lo que hacemos y haremos esta “escrito” en algún sitio, e indefectiblemente ocurrirá, la respuesta es no.  Sin embargo, si que creo que hay momentos, hechos, en la vida de cada uno de nosotros, en los que no es casualidad que ocurran acontecimientos. De hecho, no creo en las casualidades.  Por eso pienso que no es fortuito que tu y yo estemos aquí, que nos hayamos conocido. ¿O le propones a alguien que has visto una o dos veces algo como lo que estamos haciendo, de forma habitual?
-          Por supuesto que no, pero….  Me ha parecido algo natural hacerlo contigo. Lo cierto es que no lo he pensado, si lo hubiese hecho, no te habría dicho nada, pero hay algo que me dice que estoy haciendo lo que debo hacer.  Y no me preguntes que es,  por que no lo se. 
-          Esta bien, chica misteriosa, no preguntaré. Creo que hemos llegado.

El restaurante, como era previsible en esa época apenas tenía público. Era una pena que no hiciese mejor tiempo para poder cenar en la terraza. 
No me traía buenos recuerdos, pero me encantó desde la primera vez que estuve y me resistía a meterlo en el cajón del olvido por lo que pasó. Luchaba contra ese pinchazo que sentía  e intentaba que mis ojos no reflejasen mi estado cada vez que volvía.
Decorado en tonos oscuros, con luz tenue, propiciaba un ambiente de intimidad.

-          Hay otros sitios donde poder ir, pero lo cierto es que te iba a proponer que viniésemos aquí cuando me lo has dicho. Lo que quiero explicarte está relacionado con este restaurante. Digamos que forma parte del rompecabezas.
-          Me reitero en el apelativo. ¿Y cuando piensas empezar a contarme de que va esto, chica misteriosa?
-          Ya he empezado, aunque no te hayas dado cuenta, desde nuestro “casual” encuentro en FNAC, ¿o piensas que fue fortuito?

Me hizo gracia la expresión que reflejó  su cara. En un gesto inconsciente, sus ojos se abrieron más de lo normal en una mezcla entre asombro y perplejidad y su atractivo aumentó.  Me lo hubiese comido a besos en ese momento.
En ese momento vino el camarero a atendernos y nos acompañó a una mesa mientras nos dejaba las cartas. Pedimos dos Martini con vodka mientras Gabriel dudaba entre decidir los platos de la cena o seguir la conversación. Yo opté por mirar la carta, asi que el hizo lo propio, supongo que por cortesía, por que su cara llevaba escrito el mensaje: Cuéntamelo
Después de decidir lo que íbamos a tomar y el camarero se retiró,  me preguntó con impaciencia

-          Ahora si que no entiendo nada – me dijo -  ¿Que quieres decir?
-          Nada mas que lo que he dicho. Que el encuentro no fue casual.  Desde nuestro primer encuentro en la cafetería, cuando te marchaste, llevábamos la misma dirección. Yo entré a ver a una amiga que tiene una tienda de ropa en la calle donde tuviste el accidente. Lo presencié,  me acerqué a ver lo que acababa de ocurrir y te reconocí. Llamé al 112 y esperé a que viniesen la ambulancia y la policía. Después fui al hospital. Estabas en quirófano cuando vino tu familia y entonces me marché. No sabía que decir. No te conocía, ni tu a mi. No hubiese podido dar una explicación coherente salvo que era una ciudadana anónima que al presenciar el accidente ejerció de buena samaritana.

Gabriel me miraba escuchando sin parpadear, mientras la expresión de sorpresa había cambiado. Ahora tenía un gesto serio.

-          Después fui llamando casi todos los días al hospital para preguntar por tu estado.  Hasta que un buen día me dijeron que te habían dado el alta médica. No supe que hacer. No sabía donde vivías, así que me presenté en el hospital diciendo que era una amiga que acababa de llegar de Chile y que había hecho el viaje ex profeso para verte. Que no sabía donde vivías por que te habías mudado y  no tenía la nueva dirección. Supongo que la historia le pareció creíble al funcionario de administración que me atendió y me facilitó tu dirección.  Durante un tiempo estuve pensando en ir a visitarte, pero no  me atreví, así que opté por montar una especie de vigilancia cerca de tu portal hasta que un buen día te vi salir. Fue el día de nuestro segundo encuentro.  Por eso no fue casual.

Durante unos segundos se produjo un incómodo silencio

-          Sigo sin comprender  por que yo.


Continuará....